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domingo, 12 de julio de 2009

El Silencio del Cordero

Julio 9, 2009
El Ministerio no está para sutilezas. Acaba de declararle directamente la guerra a los ciudadanos mediante una medida por la cual prácticamente hace imposible la consulta de los expedientes de deslinde (y supongo que también de los otros).
Hasta hace un mes tú ibas, pedías ver un expediente archivado y te lo sacaban, sin más. Ahora no. Ya no te los dejan. No te lo prohíben, claro, se creen muy sutiles. Vienes con idioteces como que si ves el expediente puedes lesionar la intimidad de las personas cuyos datos personales aparecen allí, o recurren a un clásico del obstruccionismo, como es exigirte que les digas qué documentos concretos son los que deseas consultar. Como si lo supieras. Por eso precisamente quieres ver el expediente, para saber qué hay dentro.
Empezaron a darme la lata en mayo. Me dijeron que a partir de entonces la consulta la tendría que solicitar por escrito, pero el jefe de área, José Ramón Martínez Cordero, no resolvía. Solo decía a la funcionaria “dile que ya le contestaremos”. Esto me hacía temer que la contestación sería un esperpento como así ha sido. Hace dos días el silencio de Martínez Cordero se ha roto y he recibido una carta de Alicia Paz en la que pretende convencerme de que el derecho que reclamo no existe. Y me viene con el cuento tontito de que le especifique qué documentos del expediente son los que quiero consultar. Se trata de una lectura intencionadamente torcida del artículo 37 de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, cuando afirma que no será admisible la consulta genérica de una materia o grupo de materias. Ellos lo leen mal de propósito y te reinterpretan la ley diciendo que no puedes pedir la consulta de un conjunto de documentos (entienden el expediente como ese conjunto de documentos, no como un documento único). Por eso te exigen que especifiques qué quieres ver. Ya me he visto en esta situación unas cuantas veces en el pasado, pero de la mano de funcionarios que habían mamado una doctrina venenosa impartida por fascistas enemigos del pueblo cuya consigna es asfixiar los derechos individuales. Ahora es distinto. Es la primera vez que el ya famoso pretexto me lo ponen por escrito. Y me lo pone la misma Alicia. Se ve que el ideólogo aún ronda por la Dirección General y se lo ha soplado al oído. Y ella lo firma. Por lo visto se creen muy ingeniosos, pero me parece que no se han mirado al espejo.
Ayer, en la jefatura de costas de Alicante, tres cuartos de lo mismo. Pero en esta ocasión era un expediente en trámite. Pedí verlo y en vez de eso me pusieron sobre la mesa el menú del día: Un paquete de documentos inocuos entre los que se encontraban mis propias alegaciones, por si acaso sentía la curiosidad de releerlas. No estaban, entre otros documentos, los escritos de los otros interesados. Cuando examino un expediente archivado las alegaciones presentadas me la traen al fresco y me alivia quitarme de en medio esas gruesas carpetas. Pero cuando el procedimiento está en trámite es distinto, porque lo que hayan escrito los demás puede perjudicar lo que yo escriba (o viceversa).
La excusa: que no tenía derecho a consultar esos otros documentos porque al hacerlo podía lesionar la intimidad de las personas. Sí, cierto. Por ejemplo, conocer su domicilio, que puedo conseguir en el listín telefónico. O los datos de su vivienda, que puedo obtener en un registro público como el registro de la propiedad. En algunos casos puede resultar terrible que el vecino del quinto haya presentado un escrito de alegaciones y que yo pueda enterarme de su domicilio, es decir, acceder a la verdad misteriosa de que el vecino del quinto es el vecino del quinto. Terrible de la muerte.
Bueno, no sé. Yo creo que una cosa es ser malo y otra es ser patético. Estos son patéticos. Si tuvieran que ganarse la vida en la calle, se morirían de hambre o irían corriendo a llamar a su mamá. Hacen falta ciertas cualidades muy especiales, o mejor ciertas carencias esenciales, para hacerle eso a las personas, decirles que no pueden consultar un expediente del que se puede derivar el derribo de sus viviendas, no vaya a ser que lesionen la intimidad de alguien conociendo su domicilio. O con casuísticas aún más marcianas. En Madrid me dijeron que había una persona que se había presentado allí diciendo que estaba amenazada por ETA. Y eso lo empleaban como argumento para impedirme consultar un expediente de deslinde. Si alguien entiende la relación, por favor que me remita un correo electrónico instruyéndome.
Por supuesto que en Alicante no sirvieron las protestas.
-Lo ha dicho la asesora jurídica -me decía el funcionario encargado de defender lo indefendible.
-Quiero hablar con ella –decía yo, muy convencido.
-No está.
No, no estaba. O no quería estar. O lo que sea. Llamé a la Paca Baraza (ya sabéis, bióloga que trabaja de jefa en Murcia), que está en funciones. Tampoco estaba de cuerpo presente. Había salido al Mar Menor a inaugurar depuradoras con la Ministra.
Redacté una queja, la registré de entrada, y salí de allí con una experiencia nueva. ...
Bueno bueno… esto es una guerra contra el pueblo, una guerra feroz con la que pretenden impedir toda defensa frente a sus abusos, pero una guerra que los todopoderosos señores y señoras van a perder. Puede que me quiten tiempo y energía, pero van a perder, y no porque yo sea un tipo indómito que no falla una, sino porque esta jugada también es (como otras que he comentado en otros momentos) de pista central de circo, pero no del numerito de los trapecistas, sino de los payasos.
No creo que quepan muchas dudas de que están haciendo una digestión muy pesada de la decisión del Parlamento Europeo y de que ésta es su respuesta, como el coletazo de un dinosaurio moribundo. Saben que la información de la que se nutre mi informe sobre aplicación abusiva, arbitraria y retroactiva de la ley de costas la saqué de sus propios archivos y se han conjurado para no volver a pasar nunca más esa vergüenza. Para que nadie pueda escarbar y descubrir y denunciar sus errores, abusos y mal hacer. Pero esta reacción es propia de personas inmaduras, que han perdido el norte, o los papeles, o el sentido, o un tornillo, o la dignidad, o todo.
Por más coches oficiales que tengan, ni tienen razón ni pueden ir contra la ley ni pueden oponerse a toda una cultura europea basada en la democracia, en la dignidad del individuo y en los derechos de los ciudadanos. Las personas que necesitan consultar los expedientes no lo hacen por capricho: sus casas peligran. Incluso aunque los expedientes estén archivados, eso da igual. Siempre cabe la defensa. Pero, claro, los que ordenan a las máquinas derribar viviendas adquiridas legalmente antes de la ley de costas son los que impiden la consulta de los expedientes y por tanto un recurso que pueda paralizar las máquinas. Es como un combate de boxeo en el que un contrincante lleva puños de hierro y el otro sale al ring con los ojos vendados y un brazo atado a la espalda. El Inquisidor Torquemada estaría complacido.
El día 25 formulé una queja ante la inspección de servicios del propio Ministerio. El jefe de servicio me dio la razón. De hecho se asombraba ante lo que le estaba contando, aunque los que tienen que contestar están dentro y ya veremos. El otro día le puse una epístola a la Ministra. No creo que salga nada de ahí, a lo mejor la iniciativa incluso ha partido de ella. Hoy le he contestado a Alicia Paz. Le cuento que no tiene el menor derecho a exigirme que le diga qué documentos son los que quiero consultar, pero añado, por darle el capricho y seguir este juego de tarados, que los que quiero ver son TODOS, del primero al último. A ver qué le sopla ahora al oído el bufón de turno. Seguramente otro chascarrillo idiota para seguir haciendo burla de una cosa seria como el derecho de defensa. Por supuesto que le he comentado que su conducta puede ser delictiva (es delito de coacciones impedir a otro hacer algo que la ley no prohíbe y de prevaricación dictar una resolución injusta a sabiendas), pero a mí de momento me da pereza ponerme a formular querellas. Hace demasiado calor.
También he presentado una queja ante la comisión de peticiones del Parlamento Europeo, como ampliación de la ya famosa presentada en 1 de febrero de 2008, que tan buenos resultados ha dado. Creo que los diputados europeos lo pasarán muy bien estudiando cómo Alicia Paz se burla de las dos directivas europeas que garantizan el acceso a la información medioambiental.
He remitido el caso a unos diputados del Congreso muy simpáticos encargándoles que por favor hagan una pregunta al gobierno, o algo. Lo he comentado con Greenpeace: Están conmigo. He hablado con la prensa, y singularmente con mi amigo y paisano Rafa Méndez, del País. Dice que va a hacer un reportaje, aunque no sé cómo diablos piensa redactarlo, ya que por lo que creo en su periódico está prohibido escribir mi nombre. Supongo que en estos días saldré de dudas.
Esta batalla la van a perder. De hecho, me sorprende que hayan sido tan torpes como para iniciarla. Por lo visto se creen que el poder lo es todo, que pueden hacer cualquier cosa, como si no tuvieran que rendir cuentas a nadie.
José Ortega
Abogado, colegiado núm. 4941

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